Data sheet
- Composer
- Carlos Guillén González
- Grade
- 3
- Duration
- 6'
- Format
- A3 SCORE + A4 PARTES
- Pages
- 20
- Composed
- 2022
- Published
- 2023
Piccolo
Flute 1, 2
Oboe
Bassoon
Eb Clarinet
Bb Clarinet 1, 2, 3
Bass Clarinet
Alt. Sax. 1, 2
Tenor Sax. Sib
Baritone Sax. Mib
•
Horn in F 1, 2
Bb Trumpet 1, 2, 3
Tenor Trombone 1, 2, 3
Euphonium in C 1, 2
Tuba
•
Violoncello
•
Percussion 1 (Timpani)
Percussion 2 (Toms)
Percussion 3 (Bass Drum, Tam-tam)
Percussion 4 (Glockenspiel, Marimba)
Segundo premio
“I Concurso Internacional de composición para banda “La Paz” de Siete Aguas”
¿De qué color son las huellas de las sombras?
¿Qué profundidad tienen? ¿Cuánto peso aguantan? ¿Acaso tienen dueños? ¿Sienten siquiera?
Creo que las sombras son las figuras más libres de esta supuesta realidad en la que vivimos. Van de árbol en árbol, de paso en paso y de vuelo en vuelo buscando formas tangibles a las que susurrar, acompañar, proteger. En definitiva, con quién-qué jugar en cualquier momento.
Se desplazan con más celeridad que la luz, en un constante duelo de “quién es más querido”. Sus huellas son esquivas, profundas, fugaces, eternas.
Siempre las vemos y reconocemos pero cuando pensamos que desaparecen –que se marcharon, que se han ido– allí siguen congeladas en el tiempo pero nunca en la forma, ni en esencia.
¿A qué suenan las sombras? Cada cual las siente con frecuencias diferentes. Algunos perciben el sonido de las sombras similar al ruido de un autobús que pasa a toda prisa por sus ojos. Otros, le ponen sonido de unos pasos vagabundos que perdieron a sus pies–dueños y pululan sin dirección establecida –y en todas las direcciones a la misma vez– por las calles. Mas yo las percibo como un crepitar tornasolado, donde los armónicos más agudos centellean como almas-luciérnagas que se emanciparon algún día de sus cuerpecitos fluorescentes. A la vez, las frecuencias graves juguetean con unos ruidos sinuosos que me rodean en una especie de espiral disforme. Vibraciones que entran por mis ojos y mi pecho y salen en todas las direcciones desde mis pies y mis manos como un haz de luz deslumbrante que nunca cesa.
En definitiva, las sombras jamás tendrán dueños. Nuestro pobre egocentrismo nos aleja de la realidad, la realidad de las sombras, que es solo una y verdadera, y todas a la misma vez: Las sombras son el ejemplo más fiel de la libertad. Saltan de adoquín en adoquín, vuelan de cuerpo en cuerpo, incluso nadan de ola en ola, siempre en dirección al todo y a la nada. Paradójico ¿eh? Ellas son las únicas testigos de las lágrimas de
aquel que creyó que nadie había presenciado al retroceder en sus pasos. Son aquellas que abrazaron por primera vez aquel cuerpo desnudo o las que escucharon aquellos versos que nunca se escribieron.
Hoy, día de Navidad creo que no hay mayor realidad que las sombras. Incluso Dios –esa palabra vacía que cree dominar las mentes de este mundo y someterlas a su caprichoso juicio del bien y el mal– no existe. No existe pues no tiene sombra, ni podrá tenerla jamás. Pues las sombras son la prueba irrefutable de lo que existe y lo que no. Hasta las palabras tienen sus sombras. Los sonidos, los pensamientos, los sentimientos, las luces… sombras y más sombras ¡Qué curiosidad! Todo se convierte en objetivo de las sombras menos Dios, que cree ser eterno., cuando la eternidad pertenece única y exclusivamente a las juguetonas y errantes sombras que nos acompañan en la vida.